Que rica amigo una buena tortilla, esas patatitas, bien
cortaitas, y frititas en su punto. Uhmm!! Que ricas, su poco se sal, sus huevos
bien batidos, y a mi jugosita, bien jugosita, que el huevo manche el plato,
echa en una candela de juego, no en vitro cerámica, con el fuego, no se porque
sale mas rica, mas jugosa. Y…si a esta tortilla que me hace mi mujer, le
ponemos una salsa típica, como es una buena “Bayonesa”. Oh!!, ¡Ay, omaita!
Pocos placeres en la vida vienen de degustar tan majestuoso manjar.
Pensemos ahora en lo que hay detrás de tan buena y exquisita
mezcla. Patatas, no de una manera cualquiera, “cortaitas” a taquitos pequeños,
con su toque justito de la sal para que no nos quede insípida. Luego batimos, con ese "arte" que tenemos innato, que el sonido de ese tenedor golpeando cada parte del plato nos haga casi bailar,
unos huevos, pero no muy batidos, lo mezclamos todo, con el fin de que entre
ambos haya una majestuosa sintonía, con el fin de que en una buena sarten,
todos juntos acompañados de un buen aceite de oliva, algunos dicen que para que
no se pegue, otros para darle un gustito mas agradable, lo cierto es que mano
de santo, entre godos hacen un conjunto que hacen música celestial a nuestros
paladares.
Aun mas, y la armonía que hacen ese huevo con el aceite su
toque de vinagre o limón y sal, hacen en una buena “túrmix” como pasada, a
pasada, batido a batido van haciendo este maravilloso acompañamiento de nuestra
tortilla. Y si es de un “pescaito frito”, o unos langostinos, y de una de esas pavías
de Casa Paco. Un nobel al que lo invento, mejor todavía, una “conviá” al
maestro que un dia se le ocurria mezclar algunos de estos extraordinarios suvenirs
para nuestro comer.
Y si nos paramos a pensar el lo maravillosos de esta gente
que se le ocurre, coger productos de nuestra tierra y como si en un laboratorio
fuese, hacen tan sorprendentes platos, o mezclas que tan sabrosas nos saben.
Rompemos una lanza desde este lugar para que mas aun todos experimentemos no
con animales, sino con nosotros mismos, y en nuestras cocinas, nos hagamos
doctores en la materia “Cocinal”.
Busquemos productos en nuestros mercados, no solo los de
siempre, sino aun mas los que normalmente no estamos acostumbrados a conocer,
los que nunca nos han presentado, aquellos que tal vez, no tienen tan buena
imagen, pero queremos conocer. Si los conocemos, ¡EXPERIMENTEMOS! Al fin y al cabo son productos de nuestra madre
tierra, ella la que nos dio, la patata, la aceituna de donde salio el primer
aceite, la que ve nacer a las gallinas que nos darán los huevos, etc., etc.,
etc…
Sabes hoy dia tenemos a nuestra disposición un maravilloso
mundo de experimentadores a nuestra disposición, donde en muy pocos clicks,
sabremos que hicieron otros, y como lo hicieron, por que, donde, en algunos
sitios encontramos fotos de estos, videos en otros, como sea internet se puede
convertir en una ventana fantástica para poder hacer nuestros experimentos.
Incluso podemos hacer que otros aprendan de nuestros experimentos publicándolos
en diferentes redes.
Amigo lector si hasta aquí llegastes leyendo estas palabras,
te animo sinceramente no a ser cocinero, sino mas bien llamémonos “Cocinillas”,
y cuando uno es un cocinillas también demuestra la pasión que siente por hacer
feliz, si por hacer feliz a los suyos, a los que tiene en su casa, a los cuales
quiere hacer feliz, con tan solo…sabes…”una mezcla”