jueves, 29 de enero de 2015

Una vuelta a las buenas costumbres.

Las cosas cuando estaban bien se modernizaron, o digamos solo cambiaron. Poco a poco el uso de "lo moderno" no nos está haciendo mejores personas, no nos está beneficiando, ni a nosotros ni a nuestros hijos. Me Explico. Cuanto aprendimos de cuando nos reuníamos como familia alrededor de la mesa para comer, o tal vez para cenar. Si las circunstancias lo permitían TODOS estábamos alrededor de esta, comiendo sí, pero alimentándonos nuestro ser interior, lo cual es casi igual o más importante como hacerlo con nuestro exterior.

Recuerdo con mucho cariño aquellas comidas en la cocina de casa cuando toda la familia estábamos alimentándonos. Sin importar lo que hubiese sobre la mesa lo que aprendíamos era más importante. No me llega ningún recuerdo de niño donde la caja tonta estuviera comentando nada, enseñándonos nada, mostrándonos nada. Es que no estaba. ¿Qué bonito eran aquellos tiempos?

La irrupción de la nuevas tecnologías con todo lo que conlleva, no nos está haciendo mejores personas, y más aún nos a echo que la comida importe más por lo bonita, que por los aromas o sabores que lleva. Es más importante la buena foto, que lo que aprendemos de quien nos acompaña. Todo el mundo tiene que saber que comemos, con quien, donde y como. Aparte de infinidad de datos que verdaderamente muchos no tienen sentido si no se está presenta.

Es cierto que ya comente de esto tiempo atrás, ¿Podríamos resistirnos a modernizarnos? Y no que la tecnología sea mala, ni mucho menos, pero podríamos resistir que controle buena parte de nuestra existencia. Quiero volver a disfrutar de una buena mesa, con todo lo que conlleva.


No es una crítica a nada es una reflexión que los de Quique me permiten hacer, y que estoy seguro que mucho de nosotros estamos de acuerdo.

jueves, 15 de enero de 2015

¿Y de la carne que me dices?

Sinceramente, que me gusta también la carne en todas sus versiones, de pollo, como no, de cerdo, de ternera, de cordero, de conejo. ¿Qué buena esta la carne?

Y es que quien le puede hacer asco a uno de esos cortes de la ternera, preparada en su punto, o incluso un poco menos, con un poco sal de la gorda y poco más. Una chuleta de las del guarro a la plancha, o en una barbacoa, o guisaita con una papas…¡¡¡Que me gusta!!! Y de los pinchitos, bien aderezados, es decir, con un buen toque de picante. Y como no, con un buen chorizo amigo, ya me has ganado, y de la butifarra ni te cuento. Tengo que contar también de su majestad EL Jamón, que a mi personalmente me gusta desde el de las Jotas hasta el que vende el tendero de mi barrio, en un buen bocadillo con un tomate restregaito y un toquecillo del olivar…¿Qué me dices?


Recuerdo con mucho cariño esas hamburguesas que me comía de aquella calle peatonal de El Puerto, las de El Conejo, cuando si la memoria no me falla fueron las primeras que me vienen a estas, con todos sus avíos, que me gustaban. Recuerdo que poco después en un lugar cerca de El Convento donde comencé mi andadura laboral llamado el tomate, las preparábamos de aúpa. Cuanto ha cambiado la cosa. Hoy día la gente se parte la cara por las lonchas de hamburguesas, con salsa y poco más, donde se hace publicidad de la carne, pero lo único que se salva es la salsa, preparada por sicólogos del sabor, los cuales nos dan no lo que nos gusta, sino lo que nos dicen nuestros sentimientos. Seguiremos…